Por: Lina Uribe
El día del cumpleaños de la niña que le gustaba, Pablito rompió la alcancía y se dio cuenta de que no tenía las monedas suficientes para compararle una flor. Decidió entonces arrancar una hoja de su cuaderno y empacarle un beso. La niña recibió el papel y, con arrogancia, al ver que no tenía nada escrito, lo hizo una bola y se lo echó al bolsillo de la blusa del uniforme. Pablito dejó escapar una sonrisita porque sintió que ahora estaba más cerca de su corazón.
El día del cumpleaños de la niña que le gustaba, Pablito rompió la alcancía y se dio cuenta de que no tenía las monedas suficientes para compararle una flor. Decidió entonces arrancar una hoja de su cuaderno y empacarle un beso. La niña recibió el papel y, con arrogancia, al ver que no tenía nada escrito, lo hizo una bola y se lo echó al bolsillo de la blusa del uniforme. Pablito dejó escapar una sonrisita porque sintió que ahora estaba más cerca de su corazón.
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